Puede considerarse un
poco segmentado este tema, ya que se enfoca en la Humildad en las Familias con Buenos Ingresos y no todas en general.
Pero el punto es que,
por un asunto que raya en lo clasista, el estar en una buena condición
económica, llega a sacrificar los valores de muchas familias (no todas, no
seremos absolutistas); y eso se refleja en el cómo tratan a sus vecinos,
empleados, amigos, colegas, competidores y en general a la sociedad.
De allí muchos comienzan
a hablar sobre la separación entre ricos y pobres, cuando los casos puntuales
no deberían crear dichas brechas que han sido puntos de desencuentro social.
Humildad en las Familias con Buenos Ingresos
Hace poco, contactamos
con una familia cuya labor es la importación de coches a través de la Internet y en sitio físico. Siendo personas que
mueven grandes sumas y que sus clientes son así, mantienen a la humildad y
valores intactos.
Lo demuestran en su educación,
empatía, simpatía, acción social y responsabilidad social. Así como comen en un
restaurante de lujo, están en una hamburguesería.
Se reúnen con personas
de la alta sociedad e igual toman una escoba y barren el frente de su casa o
negocio; conducen varios de esos potentes vehículos y acompañan a sus empleados
a algún compartir en un centro comercial, plaza o casa donde les inviten.
El dinero no cambia a la
gente, sólo saca a flote lo que en verdad son. De allí que la humildad en las
familias con buenos ingresos es un valor
transmisible, donde a nadie se le ve por encima del hombro ni se crean
separatismo por su condición social o física.
Dicho valor existe, en
especial cuando los padres provienen de la humildad (pobreza económica) y se
construyeron paso a paso. Y luchan porque sus hijos comprendan que el dinero se
gana y la confianza, se gana con más esfuerzo aún.
Los jóvenes que
disfrutan el dinero con conciencia (lo básico, lo legal, los deberes ante
todo), para luego darse gustos y colaborar con otros, se mantienen humildes y
ganan mucho más, porque generan confianza y amistad.
Por igual los adultos
que escalan posiciones, esos que aprenden a ser líderes antes que jefes o
patrones, mantienen niveles de humildad imbatibles y son más propensos que las personas se les unan, no para
trabajar para ellos, sino trabajar con ellos, haciendo que los niveles de socio
productividad y buen ambiente laboral, se mantengan por todo lo alto.
Lo humilde, se hereda
No confundamos a la humildad
en las familias con buenos ingresos con la tacañería o fingir un estatus por
debajo para ser como los demás. Son como todos: personas únicas y especiales.
Fingir que no tienen
dinero o que su solvencia les permite hacer otras cosas mayores a quienes ganan
salario mínimo o medio o no tienen una entrada de dinero fija, es también
ofensivo.
Lo que les mantiene
humildes, es no regodearse o mofarse de los demás por lo que pueden lograr.
Hacerlo y disfrutarlo, pero no increpar o cuestionar a los demás a que lo hagan
o por qué no lo han hecho, ya que eso es ofensivo y comienza a crear abismos
sociales entre quienes por naturaleza humana, son iguales.
Las buenas familias
apoyan a las buenas familias en cada momento de su vida, digamos que en lo
factible. No les dan solo un pescado, sino que les enseñan a pescar, para que
disfruten no de viajes y placeres como hacen quienes tienen altos ingresos,
sino que disfruten la solvencia y el éxtasis inenarrable que se tiene cuando se
alcanzan objetivos necesarios y deseados, gracias al trabajo fecundo y creador.
Y mucho más, cuando se
hacen las cosas con humildad, buena voluntad, educación y una mejor disposición,
porque sus resultados a corto, mediano y largo plazo, resultan plenamente
satisfactorios.
Esto lo hacen las
personas que han logrado humildad en las familias con buenos ingresos,
sembrando valores, ética, compromiso a sus parejas, hijos y demás familiares,
como a sí mismos.
Saben que el mundo no es
color rosa, sino de diversos matices; que la altanería y el esnobismo lo que
atrae es gente igual de banal y que
termina traicionando. Y que el desparpajo y patanería, atraen problemas legales
y sociales únicos, pero igual de cuestionables.
Amarse a sí mismo y al
mundo, como iguales entre las diferencias y posibilidades, es lo que mantiene a
la humildad en las familias con buenos ingresos.
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