Recuerdo que
mi papá le dijo a una de mis primas en su juventud, “espérate a graduarte y
trabajar antes de tener un bebé; no será fácil, pero será menos difícil”. Ella
no quiso esperar para tener un bebé, hasta se molestó con él y luego… ¡Ella la tuvo
difícil!
El tiempo le
enseñó que es la preparación mental organizada junto al trabajo lo que hace más
cómoda las cosas en una época (eran los 80’s cuando eso), en que todavía el
país no estaba mal, pero había que ponerle un extra a las cosas.
Hoy por hoy
es más que razonable eso de esperar para tener un bebé, pero no tanto porque
las condiciones de salud, económicas y sociales son otras y si el deseo, fervor
y amor así lo indican y permiten, pues es bueno procurar su llegada.
Los peros son comprensibles para esperar para tener un bebé, pero…
…Siempre he
dicho que sólo Condorito y Los Tres Chiflados son los únicos que buscan pareja
sin tener dinero, todo ello por el poder del guion en la ficción, no más. Que
en la vida real es más que difícil hacer ello sin pasar penurias, pero véase
que sigue surgiendo.
¿Qué no son
las condiciones idóneas?, ¡Por supuesto que no lo son!, más el estigma de que
al nacer en precariedad su vida está condenada del todo, es algo ominoso,
porque hasta en los más humildes existen el amor, valores, disciplina y ganas
de surgir.
Crían pues a
niñas y niños con valores que les ayudan a vivir en la humildad y a brindar
cariño recíproco a su sangre y a su entorno.
Por otro
lado, la clase media, esa que trabaja y trabaja y aunque come y se viste y se
da un gusto, la tiene ruda para el sueño de estar en pareja con casa propia y
el dinero suficiente para comenzar la crianza de una niña o un niño (o si
vienen en dueto, tripleta o cuádruple).
Cultural y socialmente
están haciendo lo correcto para quienes están en sus veinte y, me disculpan,
pero luego de los treinta es otro cuento. La vida familiar es para disfrutarse
a diario y quizá suene algo codicioso, pero de ello queremos más: más días,
semanas, años, décadas.
De allí que
el esperar para tener un bebé se hace un tanto más complicado tanto sentimental
como mentalmente; hay quienes lo ven como un fracaso que les agobia y quieren
entablar una carrera contra el tiempo, la cual todos terminamos perdiendo al
acelerarlo.
Una solución para quienes se estacionaron en sólo esperar para tener un bebé
Ya que hay
muchos videos y artículos que dicen “¿Cuánto
cuesta tener un bebé?”, (de supuestos psicólogos, influencers o terapeutas,
incluso economistas estoicos y los progresistas en general), conminando al
andamiaje del dinero como condición sine
qua non de esperar para tener un bebé, toca poner en consideración tus propias
experiencias y potencial.
Y no, no
debería ser un ejercicio mental o de un cuaderno, sino algo vivencial. Les
explico:
Imaginen
como pareja que acaban de recibir la noticia del embarazo y consideren la
inversión (jamás le etiqueten como gasto o costo), en los medicamentos y
consultas para la embarazada además de pintar el cuarto, una cuna y su ropa,
además de apartar para pañales que no se compran porque no saben si deberá usar
de tela.
Ya que la
lactancia materna es el alimento de los primeros meses, sumemos un año entre el
esperar para tener un bebé (embarazo) y posparto para adecuar el presupuesto lo
mejor posible, con él o ella ya presente y cómo se desarrollan sus sentimientos,
emociones e hidalguía, propias de padres comprometidos y amorosos.
Entonces,
desde el recibimiento de la noticia, vean cómo disponen de sus salarios,
entradas extras y ahorros generales para un tercer miembro de su férrea
relación. Siempre pensando en que no todo es material, sino que tiene
componentes como amor, cultura y equidad.
Sea que
vivan alquilados o en casa de sus padres, será el amor y el respeto junto a la
cultura general la que permitirá la adaptabilidad de su hija e hijo. Si creen
que así no le están dando lo mejor, el problema está en la visión material.
Esto es lo
que refrenda mi sugerencia de que al menos un trimestre, vean cómo con la
propiedad de la responsabilidad en ciernes, van distribuyendo su dinero,
espacios y las formas en cómo le criarán y se adecuarán. Vayan construyendo una
relación de tres, así como construyeron una relación de dos.
Una comparación ominosa, pero crudamente necesaria
Hay muchísimos
jóvenes y adultos que, sin un ápice de responsabilidad económica, emotiva y
funcional, no llegan a esperar para tener un bebé; así sea no deseado o deseado
para fines no acordes, los tienen.
Esos niños o
niñas viven en ambientes que nos parecen feos, pero viven. Y las leyes y el
entorno terminan protegiéndoles así sea con presión social para el estudio y su
alimentación.
No tocaré
las variables que pueden influir en su saber y sentir, pero están vivos y sus
padres buscan cómo alimentarlos y vestirlos en lo posible.
Entonces, ustedes
que se aguantan y se aguantan, enfrascados en esperar para tener un bebé hasta
tener un montón de dinero, van dejando al tiempo pasar y se pierden la
experiencia que muchos no tendremos.
Si el
corazón y la mente les han ayudado a resolver, crecer, explorar y unirse, ¿Cómo
le pueden temer a lo que se vive con una de las muestras más grandes de amor
como lo es la maternidad?
Ciertamente,
Dios es el que dispone, pero si ustedes proponen a cuidarle en valores, amor,
ética, humildad y resiliencia, Él les premiará. Todo está en centrarse en lo
realmente importante que es resolver sin olvidar que los apuros siempre
existirán pero que, así como lo hicieron con ustedes y saben que muchos otros
lo hacen:
“Los padres, siempre resuelven y procuran el cuidado
integral a sus hijos”.
Cuando están
los pilares y las bases, construir entre varios es mucho mejor. Si pueden
hacerlo, hagan lo ya, no se enfrasquen más en esperar para tener un bebé, sólo
porque un sector de la sociedad les infunde temores que se pueden resolver
metódicamente, como lo hacen a diario todas las familias.
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