Hay que saber diferenciar entre
monologar y conversar. Parece normal, pero muchas personas de todo estrato social
han demostrado que, por imponer sus ideas, arropan a las personas con gritos, interrupciones
y muletillas o cualquier sarta de estupideces para desvirtuar a su contraparte.
Y esas influyen en las conversaciones
familiares, así sea en estilo o para adversarlas, invirtiendo el tiempo de
calidad en dirimir lo que otros hacen malintencionadamente.
¿De qué deberían ser las conversaciones familiares habituales?
Comenzar con preguntas sencillas, más
no repetitivas, es lo idea. Salirse del encasillamiento termina propulsando
nuevas ideas.
Preguntarle a los niños ¿hoy que dia es? Y que éstos vayan más
allá de decir que es viernes, sino qué contenido posee el mismo para la
sociedad y qué significa para ellos.
De ese tipo de conversaciones
familiares surgirán respuestas, nuevas preguntas, se conocerá el estado anímico
de los menores y se mantendrán los canales de comunicación, respeto y confianza
que padres, hijos, hermanos, abuelos, tíos, deberían de tener dentro del hogar.
Hablar sobre personajes históricos se
debería hacer una costumbre eterna. Hace poco tuvimos el mal rato de ver un
video en el que una periodista preguntaba a las personas, ¿Quién es el
personaje histórico venezolano más relevante?, teniendo como respuesta
indubitable de muchas personas que era, Simón Bolívar.
Pero, una muchacha respondió
tajantemente “Juan Gabriel”; sí, que el cantante mexicano era la figura histórica
más importante de Venezuela. Y, de pronto le surgió una risa nerviosa y
preguntó, ¿Juan Gabriel es venezolano?, ¡Ni ella misma sabía lo que había
respondido!
Como ese caso, ¿Cuántos no habrán?,
cuanta información perdida en la educación dada en el hogar y la instrucción en
escuelas y universidades. Las conversaciones familiares jamás deben ignorar y
demeritar el valor de, por lo menos, saber lo más básico sobre nuestra
historia, personajes, momentos cumbres.
Las conversaciones familiares deberían
de contener geografía, economía, curiosidades. Porque ya pasaron esos tiempos
en que los padres no dejaban hablar a los hijos y mucho menos les contaban
cosas.
Ahora hay que integrarlos, con la
mesura y el respeto bidireccional que haga del arte de conversar, toda una
experiencia enriquecedora, que ayude a los infantes y jóvenes a estar más
alertas y tener mayor capacidad de respuesta veraz, que les permitirá ser más
seguros y no ser tan abstraídos o retraídos y formen en su ser un mundo
interior oscuro y alejado de sus padres.
No es sólo hablar de sus intereses,
sino experimentar la cultura general. Que todo lo que vean en televisión,
prensa o Internet, sea motivo de conversaciones familiares que les ayuden a
crecer. Más esas cosas a ver no sólo pueden ser reaccionarias (política o
sucesos), debe ser de todo aquello que el conocimiento humano pone a
disposición.
Conversaciones familiares entre adultos (parejas)
Las parejas deben hablar más, de lo que
sienten, de lo que les falta, de las carencias o excesos emocionales.
De las curiosidades y anécdotas de
antes de conocerse. Porque con ello, se conocerán más.
De cómo ha de ser la educación de los
hijos. Cuáles cosas se pueden hacer unipersonales y cuáles en pareja.
Reflexionar sobre los triunfos y fracasos personales y ajenos, no para
regodearse o temer, sino para saber blindarse y engranar mejor.
Ese tipo de conversaciones familiares
alejan al tedio, se alejan del esnobismo y gastos banales, ayudan a mantener la
identidad de niño o de coqueta, les hacen seguir siendo novios como en su
primer día juntos, por siempre, pero investidos en el manto del conocimiento de
quienes son y lo que pueden lograr en conjunto.
Las conversaciones familiares son
multitemáticas y crean beneplácito, no conflictos. Sí no estás de acuerdo en
algo, no te impongas, pero manifiéstalo y acepta que tu pareja haga lo mismo.
Saber conversar es renovarse. Hay cosas
que se dicen sin palabras, pero no son todas. No pongas a tu pareja a adivinar
o a seguir secuencias. Lo que dices y cómo lo dices, siempre será valioso y un
tabique para construir un castillo de felicidad dentro del hogar.
Conversen, es el momento.
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